Tofu: El queso vegano

Aunque en el mundo occidental el tofu sea aún poco conocido y su consumo no se haya extendido de forma masiva, su historia en Oriente es totalmente diferente. Considerado desde hace mucho tiempo como un alimento de gran importancia lejos de nuestras fronteras, el tofu o queso fresco de soja se está convirtiendo poco a poco en un sustitutivo de la carne al que los vegetarianos recurren cada vez más.

Aquellos que deciden seguir las pautas del vegetarianismo estricto como forma de vida, saben que al decirle no al consumo de productos de origen animal, deben buscar alimentos que sustituyan el aporte de proteínas de estos productos nos dan y que resulta esencial para nuestra salud. A la hora de localizar alternativas que permitan disfrutar de estos nutrientes, el tofu se perfila como uno de los más reclamados ya que cuenta con diez de los veinte aminoácidos esenciales.

Nada que envidiar

El aspecto del tofu llama mucho la atención a las personas que entran de repente en el mundo vegetariano o que, simplemente, sienten curiosidad por esta forma de alimentación y deciden visitar por primera vez un restaurante con comidas ajustadas a la dieta vegetariana.

Se trata de cubitos o bloques de forma cuadrada elaborados a partir de leche de soja cuajada y escurrida. Tiene un color blanco y una textura al paladar muy especial. Este producto de origen 100% vegetal contiene un nivel muy alto de proteínas, no teniendo nada que envidiar al porcentaje de muchos alimentos animales que combinan sus proteínas con aspectos poco deseables como son las grasas, el colesterol y el exceso de calorías.

Además, el tofu es elegido por muchos vegetarianos por su facilidad de digestión, no resultando pesado al estómago. Resulta igualmente bajo en calorías, con lo que puede ser incluido, no sólo en la dieta de un vegetariano, sino también en los regímenes de adelgazamiento. Echa una mano a nuestra memoria gracias a la lecitina que contiene y posee más minerales y calcio que los productos cárnicos.
Consumiendo tofu, nos aseguramos la ingestión de un alimento que no ha sido tratado ni con conservantes, ni con colorantes, ni con cualquier tipo de aditivo. En su elaboración no se trata con hormonas, como pasa cada vez más con la alimentación de los animales que comemos a diario en nuestra mesa.

Primero, segundo y postre

Las posibilidades culinarias de este manjar oriental no tienen nada que envidiar a la variedad de presentaciones que puede adquirir cualquier preparado cárnico ya que podemos, desde hacer unas ricas albóndigas de tofu, hasta hacer preparar un postre delicioso. Admite también la fritura y el empanado mientras que a la plancha o en sopa resulta exquisito. Si queremos aprovechar al máximo sus proteínas, nada mejor que combinarlo con cereales.

Sus tres especialidades están encaminadas precisamente a ser el ingrediente de un tipo de platos o de otros. Si queremos preparar suculentas recetas de repostería, optaremos por el tofu blando mientras que para guisos, estofados y demás alternativas saladas, podremos elegir entre la versión dura y la extradura.

Al tratarse de un queso fresco, deberemos conservarlo metido en el frigorífico. Si queremos que no se pierda ni un ápice de sus beneficiosas propiedades, la mejor opción es colocar los bloques dentro de un recipiente con agua y, acto seguido, cerrarlo e introducirlo en el refrigerador. Hay que cambiar el agua si mantenerlo cada día, pero si vamos a tardar mucho en consumirlo, mejor congelarlo.

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Nicolas Zaldivar

Redactor web con varios años de experiencia, anteriormente trabajando para dos agencias hispanoamericanas en Hartford, Connecticut.